Pere Joan Barceló Carrasclet

FELIPE V. SEGUIDORES DEL GUERRILLERO CARRASCLET EN EL CAMP DE TARRAGONA. 1719

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Pere Joan Barceló, conocido por Carrasclet, el más famoso de los cabecillas guerrilleros, y el que alcanzó un predicamento cercano al mito, incluso entre algunos felipistas. Desde marzo de 1719 la guerrilla de Carrasclet venía actuando en las montañas del Priorato y próximas al Camp de Tarragona. Entre el 26 y el 28 de julio Carrasclet  atacó Reus con el propósito de ocupar la villa. El Comandante de Tarragona, el Teniente General Diego García de Istúriz informa al Capitán General de Cataluña de los muchos seguidores con que cuenta el guerrillero, si bien no todos armados.

(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte A. G. S. Guerra Moderna legajo 185).

Exmo. Sr.

Sr.

Con notable sentimiento participo a V. E. la novedad que ocurre en esta Plaza y territorio después que la Escuadra de la villa de Reus obró con satisfacción mía, repeliendo al Carrasco y su sedición, y que yo escribí a dicha villa muchas gracias por la acción, y le envíe  la Caballería para que no tuviese el Carrasco semejante osadía otra vez; se descubrió que era llamada la sedición por dicha villa o su pueblo, y que algunos pocos hombres de bien habían logrado cuatro escopetas que dispararon con los que mataron dos, e hicieron otras dos, y entre ellos al hermano del Carrasco. Y no atreviéndose a defender más dicha villa ni los pocos que había buenos, se mandaron retirar aquellas armas. La misma noche la villa de Cambrils se echó sobre las armas de la Escuadra y sobre el Bayle, y las tomaron, y con ellas y el referido Bayle se presentaron ante el Carrasco, y en seguimiento de la sedición. El mismo día vino a mí un eclesiástico con la noticia de que los soldados de las cuatro Compañías del Regimiento de Barcelona tenían trazada conspiración. Y medio el camino por donde se pudiese abrigar hice que el Sargento Mayor de la plaza con gran secreto dicha averiguación, y halló ser cierto que los soldados tenían dispuesto dar entrada al Carrasco; y que hablaban de ello públicamente en el cuartel ante los Sargentos y Cabos de Escuadra, y en el mismo día que fue el 27 de julio los sediciosos pasaron a Castellvell a Mombrio mejorando el terreno, y acercándose a la plaza, lo que junto con los otros antecedentes me motivó a hacer mi consejo, y todos fueron del dictamen de que se desarmasen en vista de la prueba que había, y de los antecedentes de haber cuando venían dichas Compañías de Barcelona a esta plaza brindando públicamente en la Torre de Embarra a la salud del Carrasco, y la aceptación que este hombre tiene en esta tierra, donde son innumerables los que cada día se le agregan, y tan ciegos que los más van a buscarlo sin armas. Y hoy por esta causa son más los que lleva desarmados que los armados. Y porque estas cuatro Compañías componían junto con los Sargentos y Cabos de Escuadra el número de 135 hombres; y porque hablando públicamente dentro del cuartel de ayudar al Carrasco y la sedición a que entrasen dentro. No hubo siquiera que los delatase de los mismos soldados ni sargentos, en que se veía convenir todos, y aunque se pensó en sacarlos de la plaza suponiendo una orden, se objetó el grave inconveniente de hacerlo cuando el fomento lo tenían casi a las puertas de la Plaza. Y era naturalísimo que yendo tan dañadas sacrificasen a los oficiales, y se apsasen a la sedición; y tendría dos daños en este caso, uno de perder los oficiales, y otro de aumentar la sedición con gente y armas, lo que se puso por evidente. Todos estos antecedentes y discursos, con gran reflexión se fueron midiendo, y ellos impelieron y obligaron a tomar la resolución teniendo por objeto el Real Servicio, lo importante de esta plaza, y el honor mío que le miraba inexcusablemente por perdido, si avisado sucedía, o perderse la plaza, o sacrificarse los oficiales en caso de salir de ellas las referidas Compañías.

            Suplico a V. E. rendidamente se sirva con su acostumbrada justificación de pesar mis razones, poniendo a su parte la de estado y honor, y en vista de ellas tener por ejecutada en su caso la acción. Y quedo rendido a los píes de V. E. cuya Exma. Persona deseo que guarde  Dios los muchos años que puede y he menester.

            Tarragona, 1 de agosto de 1719.

            Diego García de Istúriz a Marqués de Castelrodrigo.

FELIPE V. NOTICIA DE LAS ACCIONES DEL GUERRILLERO CARRASCLET EN LAS COMARCAS TARRACONENES. 1719

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El teniente general Diego García Istúriz informa desde Tarragona de las acciones que en las comarca de la Conca de Barberá, Alto y Bajo Campo llevaba a cabo, durante la guerra con la Cuádruple Alianza, Pere Joan Barceló, conocido por Carrasclet, el más famoso cabecilla guerrillero austracista.

(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte A. G. S. Guerra Moderna Suplemento legajo 195)

            Habiendo llegado el Carrasco con número de 115 hombres el 25 de este a Montblanch, y en aquella villa saqueado la casa del Teniente Corregidor pasado D. Pedro Renoau, que hoy es Capitán de Dragones de Cataluña, y la casa del Escribano que le asistía, y quitado el tabaco y derramado la sal, y llevádose los caudales de estas administraciones, después (según he tenido noticia) de haber en Verdú arcabuceado al Sosbayle de la villa, pasaron el 26 a Alcober, donde mataron al Bayle y a un paisano de Reus, al cual le mataron porque quiso huir, habiendo ellos publicado que iban a Reus, y al Bayle porque fue con D. Pedro de Saura en la persecución de esta canalla; y de allí pasaron a la Selva, y saquearon la casa de José Sagi, Bayle pasado de dicha villa, y la del estanquero de la sal y tabaco, llevándose estos efectos, y todo lo que tenía dicho estanquero suyo propio, y publicaron se encaminaban a atacar a Reus, a donde el 25  fueron desde esta plaza de mi orden el Sargento  Mayor de ella, D. Rodrigo Cavallero, y el Teniente Corregidor D. Pedro de Saura a animarlos, persuadirlos y esforzar que se defendiesen y repeliesen  las desconfianzas que tenían ellos de ellos mismos. Y lograron imponerlos con tanto acierto y tan eficazmente, ofreciéndoles a que serían socorridos si fuesen atacados, que volvieron muy satisfechos de que obrarían bien, y aunque llevaban la comisión de traerse las armas en caso de ver que no harían su deber, no se las trajeron, y vinieron persuadiéndome a que permitiese que la villa comprase más pólvora y plomo del que se les dio cuando se formaron las Escuadras, a lo que asentí; y con efecto se llevaron el mismo día 26 dos arrobas más de pólvora que con mi permiso compraron; el dicho día 26, a las siete y media de la tarde, los sediciosos atacaron la villa de Reus por la puerta que llaman de Monterol, que es la que mira a la Montaña, y los de Reus, con la guardia ordinaria de la puerta, los recibieron con cuatro fusilazos, tan acertados que hirieron a dos mortalmente, y a uno levemente, quedando otro muerto. Y de los heridos, los dos cayeron en la misma puerta porque esperaron a disparar a tiro seguro; de los heridos uno es hermano del Carrasco, que le pasa un brazo la bala y le hiere el pecho; a este le retiraron los sediciosos, y se lo llevaron a caballo a Castell Vell, que está a la falda de la Montaña; al otro que quedó también en la puerta, por muerto lo retiraron los carmelitas descalzos a su convento, y me escriben los de Reus que habiéndolo pedido no lo quieren entregar los frailes, y comparecer de D. Pedro de Saura el escripto a la Justicia de Reus que entre en el convento y lo saque por fuerza; el tercero es leve la herida; iba con los mismos sediciosos; éstos, luego que recibieron la descarga de los cuatro fusilazos, y antes que pudiera acudir el retén de la plaza, retiraron al hermano del Carrasco herido, y huyeron precipitadamente, sin atreverse a arrimarse más a la muralla, que es de poco más de tres varas de alto, y de tapia muy floja. A las siete y media, con la seña que me hicieron desde la torre de Reus, envié toda la caballería, y tuvimos la desgracia de que se debió perder en el camino porque debiendo llegar en dos horas a buen paso, llegó a las dos de la madrugada del día de hoy, que si hubiera llegado en las dos horas hubiera logrado un buen día respecto de haber tres horas desde Reus a la Montaña. Me han pedido 50 armas más, y yo se las he dado, y lo mismo a Valls, cuya villa igualmente está en defenderse. Y he puesto los 60 caballos en Reus por asegurarme, ya que aquel pueblo, que empeñado en defenderse, lo hará siempre muy bien.

            El día 25 el Bayle de Cambrils pidió irse de Reus a Cambrils con sus 30 hombres. Ofreciéndose a que mejor se defendería en dicho lugar con 30 hombres que en Reus con 200, porque confiaba mucho de su gente. Permitiósele a vista de ser sus murallas inescalables por lo altas, y no tenía que guardar más que una puerta. Y no obstante esto, ayer 26 le escribí que volviese a Reus con su gente porque era amenazada aquella villa, y que después se presumió que podía tener emboscada en el camino se permitió al Arcediano de Villaseca, su hijo, que a las 9 de la noche despachase un propio previniéndole que si no podía defenderse y no había salido para Reus, que embarazase las armas de su Escuadra y la trajese por mar a esta plaza. El primer expreso le recibió a las 9 y media de la noche, y el segundo a las 11. Y a las dos de la mañana se echaron 5 de su misma Escuadra sobre él (según refieren los correos que llevaron las cartas) y le hicieron abrir las puertas, tomaron las armas y a él se lo llevaron preso. Y porque he tenido noticia de que llegaron 30 hombres con las armas de Cambrils. Y esta mañana entraron en Castell Vell a incorporarse con el Carrasco, sin otra gente, me persuado, que sin que nadie haya ido a atacarlo se han perdido estas armas por los mismo de la villa, en que se evidencia la mala conducta de este Bayle, que a seguro debía tener confianza de su gente. Y estando avisado no retiró las armas, ni las tenía entregadas a quien debiera, pues si hubiera 30 hombres sobre ellas no las hubieran dominado 5, ahora con la caballería que está en Reus. Y la confianza de esta villa, y la de Valls, abrigado de dicha caballería, tengo asegurado este campo.

            José Sagi, el Bayle pasado de la Selva, ha venido hoy a pedirme le permita llevar espada a vista de haberle saqueado y de ser hombre de representación. Le he ofrecido escribir a V. E., como lo hago, siendo constante que a estos hombres conviene alentarlos para que otros, a su ejemplo, sean igualmente buenos, por lo que así lo suplico a V. E.

            P. D. Escrita esta ha sobrevenido la novedad de delatarse que los soldados de la cuatro Compañías de Cataluña que se hallan de guarnición en esta plaza en el cuartel, han propalado públicamente entre ellos, y a vista y oídos de los Sargentos y cabos de Escuadra, que si se arrimaba el Carrasco a esta plaza, romperían la puerta para dejarle entrar, y se echarían sobre las armas de las guardias, con cuya noticia junté esta misma noche pasada al Teniente de Rey de esta plaza, al Sargento Mayor de la misma, al Coronel de Brabante, y al Teniente Corregidor D. Pedro de Saura, y fueron todos de común acuerdo conmigo de que se desarmase esta tropa, y quedan ya desarmados; pero debo decir a V. E. que los oficiales de ella son de gran de honra, de mucho celo, y aplicación al Real Servicio.

Tarragona, 27 de julio de 1719.

            Diego García de Istúriz a Caetano de Aragón

*Selección y transcripción de Enrique Giménez López, 2017, bajo licencia Creative Commons “Reconocimiento – No comercial”. El autor permite copiar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente la obra, y generar obras derivadas siempre y cuando se cite y reconozca al autor original. No se permite utilizar la obra con fines comerciales.

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