Día: 3 May, 2024

CARLOS IV. LAS TROPAS REPUBLICANAS EN BOLONIA VISTAS POR UN JESUITA ESPAÑOL. 1796

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El 19 de junio de 1796 entraban las tropas francesas del general Bonaparte en Bolonia, donde residía más de un centenar de jesuitas españoles exiliados. Uno de ellos, el leonés Manuel Luengo, describe el aspecto “pobre, desaliñado, asqueroso, grosero y rústico” de los soldados revolucionarios, tan distinto a la atildada uniformidad de los ejércitos de las Cortes europeas, y que le lleva a compararlos con los bárbaros del norte que invadieron Italia en el siglo III.

(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte Archivo Loyola, Diario de Manuel Luengo, tomo XXX)

          Todo, pues, en esta Tropa Republicana, que se nos ha metido hoy francamente en Bolonia, es pobre, desaliñado, asqueroso, grosero y rústico. Pero esta su misma miseria, grosería y rusticidad, juntas con la extravagancia de sus trajes y aun de sus armas, con su color tostado y denegrido con los hielos y rayos del sol, con sus semblantes, gorretes, morriones y aun vestidos cubiertos de polvo, y con un cierto sobrecejo y modo de mirar orgulloso y dominante, daban a esta Tropa un aire no tanto de animosa y de valiente, cuanto de fiera, de bárbara y de sanguinaria; y viéndola, sin diligencia ni estudios, se me presentaron a la memoria todos los Bárbaros del Norte, los Hunos, Alanos, Vándalos, Godos y Longobardos, que en otros tiempos hicieron irrupciones en Italia y en otros Reinos del mediodía; y de cierto, comparadas las dichas Naciones con las gentes de las Provincias invadidas en aquellos siglos, no merecían tanto el título de bárbaras como esta Tropa Republicana o filosófica cotejada con los presentes moradores de este país. En éstos generalmente se descubría pintado en sus semblantes no solamente la admiración y el pasmo, sino también el embelesamiento y un lúgubre y silencioso terror al ver desfilar esta extravagante y fiera Tropa Republicana. Por lo que a mí toca (y lo mismo me han asegurado muchos españoles), protesto sinceramente sin ser muy valiente y animoso, que en aquel tiempo en que estuve viendo pasar esta Tropa Republicana, más que miedo o temor alguno me ocupó enteramente una soberana indignación de que sea tanta la cobardía y afeminación de estas gentes, tanto el abatimiento de la Corte y del Soberano, que, pudiendo esta sola Provincia poner en armas 20.000 o 30.000 hombres, un puño de gente soez, asquerosa y mal armada se apodere fácilmente de todo.

*Selección y transcripción de Enrique Giménez López, 2017, bajo licencia Creative Commons “Reconocimiento – No comercial”. El autor permite copiar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente la obra, y generar obras derivadas siempre y cuando se cite y reconozca al autor original. No se permite utilizar la obra con fines comerciales.

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