jesuitas paraguayos

FERNANDO VI. EL REY CONSIDERA A LOS JESUITAS INSTIGADORES DE LA REVUELTA GUARANÍ. 1756

Posted on Actualizado enn

En 1756 el Teniente General Pedro Cevallos fue nombrado jefe de una expedición militar de mil hombres a embarcar en Cádiz para expulsar a los indios guaraníes de las Misiones del rio Uruguay que se oponían al Tratado de Límites entre España y Portugal. Entre las instrucciones reservadas que Cevallos recibió, en su punto 8º se hacía expresa referencia a la culpabilidad de los Padres Jesuitas, a los que el rey consideraba “únicos autores de la desobediencia de los Indios”, y se insta a que sean conducidos a España para ser juzgados a los que se distinguieron en instar a los indios a la desobediencia armada.

(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte A. G. S. Estado legajo 7.383)

            8º.- Será preciso y muy conducente que en el caso de guerra inevitable publiquéis Bando dirigido a las Ciudades de vuestra Jurisdicción y a todos mis vasallos acordándoles su fidelidad y obligación, poniéndoles por delante el ajamiento que está padeciendo mi autoridad, el descrédito de mis armas, y el desdoro de ellos mismos. Declararéis que los Padres Jesuitas de aquella Provincia han incurrido en mi desgracia, porque ellos son los únicos autores de la desobediencia de los Indios, y diréis que Yo os lo mando publicar, porque estoy bien certificado de ello, en cuyo concepto los exhortaréis a que no oigan las sugestiones de dichos Padres, y que os auxilien en todo cuanto puedan, y en este caso de guerra prohibiréis expresamente que se admitan al trato y comercio la hierba y demás frutos de los Indios, mucho menos por mano de los Padres como se hace ahora. Finalmente os serviréis en este Bando de las expresiones más graves, y más fuertes, poniendo el negocio en suma reputación, de forma que se entienda que ninguno tiene que temer sino a mi Justicia, ni esperar gracia sino de mi benignidad.

            9º.- Si como lo espero fuese bastante este aparato para que los Padres dispongan la obediencia de los Indios, o cuando lleguéis estuviesen ya reducidos a la mudanza, no la fiaréis a la dirección y conducta de los Padres, ni les concederéis término fijo para ella, sino únicamente el que sea preciso para que se alberguen en los Pueblos antiguos del Paraná con sus bienes muebles y semovientes, adonde pasarán escoltados con tropa a cargo de los oficiales de mejor conducta sin permitir que los Padres Jesuitas tengan el menor influjo en su trasmigración, solo sí permitiréis que algunos de ellos los acompañen, valiéndoos al mismo tiempo de otros Religiosos o Clérigos que puedan socorrerlos en sus necesidades espirituales, en lo que pondréis vuestra mayor atención.

            10º.- Siendo preciso y conveniente que se vea alguna señal de mi Justicia, aun en el caso de mudarse pacíficamente, dispondréis que después de hecha la mudanza comparezcan ante vos los Padres José de Barreda Provincial, Segismundo Asperg [Aperger], Javier Limp, Bernardo Neurdorfer, Inocencio Erberg, Miguel de Palacios, Ignacio Cierhain, Pedro Logu, Jaime Roscino, Carlos Fux, Matías Strobel, y otros cualesquiera de quienes tengáis fundadas noticias de que influyeron, o influyen en la presente desobediencia, a cuyo efecto libraréis mandamiento en forma a las Justicias de vuestra Gobernación, y Despacho Requisitorio al Gobernador del Tucumán, y Paraguay, a fin de que el del Tucumán lo haga saber al Provincial, encargándole mande comparecer a los demás súbditos suyos, y comparezca él mismo, y que todos cuiden de ejecutar esta orden, donde quiera que se hallen los referidos Padres; y que para que en la práctica no se ofrezca reparo, citaréis en los Despachos este Capítulo diez, diciendo que Yo quiero comparezcan antes vos para que les hagáis saber mi voluntad, y lo que conviene a mi servicio, y luego que se os presenten les haréis saber se preparen para venir a estos Reinos a mi disposición, enviándolos en la primera ocasión que se ofrezca, cuyas diligencias las anticiparéis o pospondréis según los tiempos y el semblante que vayan tomando los negocios, y en todo caso os valdréis de la prudencia y consejo del Marqués de Valdelirios, y os ocuparéis de la comparecencia y venida a España alguno o algunos de estos, si averiguarais secretamente que no intervinieron en la desobediencia, o tuvieron corto influjo en ella.

            11º.- Si se continúa la rebelión de los Indios hasta el extremo preciso de sujetarlos con las armas, vendrán presos en partida de Registro todos los expresados en el Capítulo antecedente, y los demás Religiosos que se mantengan con ellos en Campaña, o en el Poblado, y al mismo tiempo remitiréis una sumaria información de sus excesos, y de los parajes y circunstancias de su aprehensión, y tendréis con más especial reserva el contenido de estos Capítulos diez y once, porque los habéis de ejecutar en tiempo que por la mudanza voluntaria, o la victoria, no haya motivo para el atraso del fin principal, y así mismo os prevengo que tal vez se excusarán a la comparecencia y al viaje con pretexto de sus indisposiciones habituales, y otros que fácilmente se justifican; en cuyo asunto conviene que procedáis muy advertido para no padecer engaño, procurando saber la verdad por medio de personas de confianza.

            En las instrucciones y órdenes que tiene allá el Marqués de Valdelirios están prevenidos todos los casos regulares que pueden ocurrir; y para que haya dinero, cuya falta es lo único que puede atrasar la expedición, van navegando las más estrechas órdenes que se han repetido al Virrey del Perú para que envíe todo lo que pueda y le pida el Marqués de Valdelirios; pero como es posible que falte este auxilio por lo exhaustas que están las Cajas de aquellos Dominios, os diré aquí lo que me parece arreglado a términos de equidad y justicia, y a la igualdad proporcional con que debo tratar a mis vasallos.

            Tengo seguras noticias de que los PP. Jesuitas de aquella Provincia han sido y son los únicos que mueven la desobediencia de los Indios, y aunque estos proceden inducidos, no es dudable que han cometido un delito muy digno de castigo. D. José de Andonaegui, o no creyendo, o disimulando el influjo de los Padres, propone que se tomen los Depósitos que tienen los Indios, cuyo principal fondo existirá en la Procuradoría del Colegio de los Jesuitas de Buenos Aires, porque en las Misiones nada habrá sino algunos frutos de sus cosechas, y como se presume que los Padres se valen de estos Depósitos, deduciendo únicamente lo que necesitan los Indios para una escasa subsistencia, parece que la proposición de Andonaegui es digna de atención, aunque los Padres no deban apropiarse sus Depósitos porque todos ellos han causado el daño, unos influyendo, y otros ejecutando.

            No se duda que Yo puedo resarcir los perjuicios y gastos que se han hecho a costa de los causantes de ellos. Ni debo en justicia privar a mi erario de una cantidad excesiva que han hecho gastar, porque sería forzoso que esta falta se supliese indebidamente por otros vasallos inocentes y leales, cuya consideración me obliga a encargaros que a su tiempo, y cuando las cosas estén pacíficas, o antes si lo juzgáis conveniente, toméis una razón de lo que se haya gastado en las expediciones militares, y lo que se ha consumido con la dilación, incluyendo los gastos de vuestra expedición acá y allá, y los demás que se causen en adelante, aunque sea regulándolos, pero siempre por la estimación más baja, y formando una suma de todo cobraréis lo que se pueda sin causar extorsiones, a cuyo fin tomaréis la hierba, frutos y bienes de los Indios que estén en depósito, o que se trafiquen por mano de los Padres, o por la de otros a quienes los hayan vendido al fiado, de los cuales cobraréis el importe de sus obligaciones, y sobre esto libraréis Carta Suplicatoria al Virrey del Perú, y Requisitoria a los demás Presidentes, Gobernadores, y Justicias, averiguando primero las cantidades, especies, y personas que los conduzcan, y para tomar los que existan en el Colegio de Buenos Aires, o en otros cualesquiera, os valdréis de los medios prevenidos por derecho, acudiendo a los Obispo para que en caso necesario allanen la inmunidad. Procederéis en esto con el pulso y prudencia que conviene, conferenciando la materia con el Marqués de Valdelirios sobre la forma y el tiempo de la ejecución, que tal vez será preciso acelerarla por alguna urgencia irremediable, en el supuesto que no es mi ánimo llevar las cosas a último extremo, ni cobrar íntegramente todo el importe del gasto, sino que se saque buenamente lo que se pueda de los bienes de los que han causado el daño, y dejando a los Indios lo que baste para su alimento y gastos de la trasmigración, lo que podréis regular prudentemente.

*Selección y transcripción de Enrique Giménez López, 2017, bajo licencia Creative Commons “Reconocimiento – No comercial”. El autor permite copiar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente la obra, y generar obras derivadas siempre y cuando se cite y reconozca al autor original. No se permite utilizar la obra con fines comerciales.

88x31

CARLOS III. LLEGADA A CÁDIZ DESDE BUENOS AIRES DE LA SAETÍA “EL PÁJARO” CON 16 JESUITAS PARAGUAYOS. 1768

Posted on Actualizado enn

Luis Rodríguez de Arellano informa al Secretario de Marina, Julián de Arriaga, del arribo a El Puerto de Santa María de la saetía mercante “El Pájaro” bajo su mando, la cual había partido de Buenos Aires el 12 de octubre de 1767 transportando dieciséis jesuitas, en su mayoría procedentes del Colegio de Santa Fe de Veracruz, con algunos padres del Colegio de Montevideo, ambos de la Provincia de Paraguay. Rodríguez de Arellano espera que su servicio se vea recompensado con esu ascenso a Teniente de Navío.

(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte A. G. S. Marina legajo 724)  

            Exmo Sr.

            Participo a V. E. como el día diez del corriente llegué a la Bahía de Cádiz con la Saetía mercante nombrada El Pájaro, conduciendo en ella de la Ciudad de Buenos Aires diez y seis Regulares de la Compañía que puso a mi cargo el Gobernador y Capitán General de aquella Provincia D. Francisco Bucareli, los que he entregado al Gobernador de esta Ciudad, y luego que el tiempo lo permita pasaré a Cádiz a presentarme al Capitán General de la Armada para obedecer sus órdenes ínterin lleguen las de V. E., que espero de su gran piedad me recompense este mérito, y el que contraje en el mando de la primer división de Galeotas el año de sesenta y seis, agregándoseme a esto la pérdida que he tenido de mi equipaje y generala en el Banco Inglés con el Chambequín El Aventurero, de cuya dotación era yo oficial, y lo mucho que en esta ocasión trabajé, de lo que podrá informar su Comandante D. José Urrutia. Y espero que compadecido V. E. de mi desgracia y de lo mucho que he padecido en esta última navegación me recompense con el ascenso a Teniente de Navío, y así lo espero de la piedad de V. E., y que Nuestro Señor le conserve con salud por muchos años.

            Puerto de Santa María a 12 de enero de 1768.

            Luis Ramírez de Arellano a Julián de Arriaga.

*Selección y transcripción de Enrique Giménez López, 2017, bajo licencia Creative Commons “Reconocimiento – No comercial”. El autor permite copiar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente la obra, y generar obras derivadas siempre y cuando se cite y reconozca al autor original. No se permite utilizar la obra con fines comerciales.

88x31