caciques guaraníes

FERNANDO VI. EXHORTACIÓN A LOS CACIQUES GUARANÍES PARA RINDAN OBEDIENCIA. 1756

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El Capitán General José Andonaegui, gobernador de Buenos Aires, tras derrotar a los rebeldes guaraníes de las Misiones paraguayas el 10 de febrero de 1756, se dirige a los caciques indios para que acudan a su presencia a rendir obediencia, prometiendo el perdón si abandonan los Siete Pueblos de Misiones, amenazándoles con nuevos castigos en caso contrario.

(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte A. G. S. Estado legajo 7.385)

Campo de Santa Catalina, 16 de febrero de 1756.

            José de Andonaegui, Capitán General de las Provincias de Buenos Aires y de las Misiones de los RR. PP. De la Compañía, situados en una y otra parte del Uruguay, como les consta, pues los nombramientos de los RR. Curas, y demás oficiales y Justicias de las referidas Misiones, han de ser precisamente para ser válidas, confirmadas por mí. Y sin embargo de esta notoriedad, vosotros mis queridos Indios, por mal aconsejados, habéis cometido mil errores contra los Ordenes de Vuestro Rey y Señor, haciéndoos delincuentes de castigos correspondientes, pero es tal la Real Clemencia del Rey, no solamente os perdonará los cometido hasta aquí, sino que también os premiará, y os animará como antes, entregándome los 7 Pueblos de la parte de acá, y pasándoos con vuestros bienes muebles y familias, con toda quietud, a las otras restantes, ínterin que se forman otras tantas poblaciones, y se os darán para esto cuantas tierras quisiereis, y en el paraje que apeteciereis, y no haciendo esto prontamente podréis enojar e irritar la Clemencia del Rey, cuyo poder, no es contenible todos los Indios de Indias, y lo superior de estos Ejércitos, continuaré mi marcha hasta poner en ejecución lo que el Rey manda con grandísimo sentimiento de los estragos inexcusables que causaré sin poderlo remediar, Y así mirad bien no seáis engañados más tiempo con vuestra mal pensada rebelión sobra su Señor dueño de esas Misiones. Y para mayor acierto vuestro y confirmación de vuestra lealtad, los RR. Curas, Caciques, Justicias, de todos los Pueblos debían haber venido ya a buscarme ofreciendo su debida obediencia a mí como criado primero que soy del Rey, y todavía luego hicieren, y lo mismo vosotros, habrá perdón General, y así os aconsejo como vuestro Amigo, lo ejecutéis todos dejando los siete Pueblos expresados, libres, y sin quemar un palo de sus habitaciones, para que noticiándolo yo al Rey, merezcáis su gratitud, y quizás ayudas de costa para subvenir a vuestros gastos, además de los cuatro mil pesos que os tiene ofrecidos a cada Pueblo que se mudare, y diez años libres de tributos. Publicad a todos, Caciques, Justicias, oficiales de Guerra, hasta el más mínimo Indio, a fin que por ignorancia no continúen en adelante las maldades que hasta aquí, y no experimenten de este Ejército los castigos que han padecido, como los que se me presentaron ahora cuatro días, sin poder reducirlos a la verdadera lealtad que deben a su Señor. Y estéis asegurados que llevo conmigo fuerzas para hacer mayores castigos y reducir a todas las Misiones a la legítima obediencia de su Señor y Rey, dueño de ellas. Y para que veáis nuestro piadoso proceder, todos los heridos que he cogido están en este Hospital curándolos y regalándolos como a los Españoles enfermos. Y a 150 prisioneros que tengo, dándoles su ración igual a mis soldados, sin acordarnos de las crueldades bárbaras que habéis ejecutado con algunos míos que habéis cogido, ni tampoco de los ruegos y cortesanas respuestas que les di antes que se empezase la función. D. José Andonaegui.