FELIPE V. SÚPLICA DEL HOSPITAL DE ZARAGOZA PARA RECIBIR FONDOS DE BIENES CONFISCADOS AL MARQUÉS DE COSCOJUELA. 1712

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Los Regidores del Hospital General de Zaragoza elevaron una representación a Felipe V para que se le adjudiquen los bienes confiscados al Marqués de Coscojuela, que en 1706 se había declarado partidario del Archiduque Carlos de Austria por la asistencia hospitalaria de los soldados borbónicos heridos y enfermos, y de los pobres que son atendidos en la institución, y que también se abonase la renta que con anterioridad a la abolición de los fueros de las Generalidades del Reino de Aragón.

(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte A. H. N. Consejos libro 1.911)

            Los regidores del Hospital Real y General de Nuestra Señora de Gracia de la ciudad de Zaragoza hacen representación a V.M. diciendo que tenía aquel Hospital de renta cada un año 89.434 rls. y cuatro dineros de plata sobre las Generalidades o Aduanas de aquel Reino, que V.M. incorporó a su Corona Real. Para la satisfacción de cuya renta mandó V.M. adjudicar al Hospital los bienes confiscados al marqués de Coscojuela, y que lo restante se le pagase de las arcas Reales de aquel Reino. En cuya consecuencia la Real Junta de Secuestros adjudicó al Hospital dichos Estados de Coscojuela por 54.729 rls. y quince dineros, debiendo percibir los 34.734 restantes de dichas arcas Reales.

            Que en conformidad de las órdenes que V.M. dio al marqués de Castelar sobre la asistencia de los soldados enfermos, con intervención del Superintendente de las Rentas Reales de Aragón, dispuso el marqués que dichos regidores se encargasen de la asistencia de dichos soldados enfermos, pagando diariamente por la de cada uno tres sueldos y seis dineros de plata, quedando a favor de V.M. el beneficio de nueve dineros por día de cada soldado, según el asiento hecho de los Reales Hospitales.

            Y que entre otras condiciones que se pactaron con dicho marqués en papel firmado de 17 de noviembre de 1709 fue una que el importe de los Estados lo había de pagar dicho Superintendente por meses con toda puntualidad, cuyo tratado aprobó D. José de Grimaldo de orden de V.M., y la dio al Superintendente D. Tomás Moreno para que de las arcas Reales se paguen cada mes al Hospital los dichos Estados, con antelación a cualesquiera órdenes dadas o que en adelante se dieren, menos que específicamente se nombrase el Hospital, como resulta de carta escrita a dicho marqués en 1º de febrero de 1710. Y para que esto se pagase con las referidas circunstancias, se dignó la innata piedad de V.M. reiterar las órdenes a dicho D. Tomás Moreno.

            Que las arcas Reales de aquel Reino deben al Hospital 109.408 rls. de plata; los 89.434 rls. de ellos por no haber cobrado de los Estados de Coscojuela, ni de ellas las rentas correspondientes al año de 1710 porque el marqués de Coscujuela no sólo percibió los frutos de dicho año, sino que embolsó el producto de los que el Hospital tenía prestados a los lugares el antecedente; y los 19.974 rls. por resto de los tercios devengados en agosto y diciembre de 1711 de los 34.504 rls. 13 dineros que en cada un año suplen las rentas Reales.

            Que también deben al Hospital dichas arcas Reales 77.082 rls. de plata; los 49.486 de ellos en fin de pago de los estados de los soldados enfermos correspondientes a los meses de mayo, junio y julio de 1710 en conformidad de lo capitulado con el marqués de Castelar; los 12.800 rls. que importara el estado del mes de agosto de dicho año hasta el día 20 en que se dio la batalla junto aquella ciudad, el cual dejó de formar del Contralor por haberle saqueado los papeles; y los 14.796 rls. por lo que se resta debiendo de los estados de los soldados enfermos que hubo en el Hospital los meses de enero y febrero, y hasta 15 de marzo de 1711. Que así mismo se deben al Hospital 32.000 rls. por el valor de los géneros que se llevaron a la Casa de Convalecientes para formar nueva hospitalidad por haberse aumentado el número de los soldados enfermos, la cual saquearon los enemigos el día de la Batalla de junto aquella ciudad.

            De todo lo cual resulta estarse debiendo al Hospital en las arcas Reales de aquel Reino de dichas partidas la cantidad de 218.490 rls. de plata doble, y así mismo los réditos de diferentes censos que el Hospital tiene sobre los Estados y haciendas secuestradas.

            Que habiendo dichos regidores acudido al Superintendente actual de rentas Reales D. Melchor Macanaz para el recobro de dichas cantidades, ha respondido que se halla con órdenes que le impiden el pagamento de ellas. Y que reconociendo dichos regidores inevitable en lo humano la desolación de aquella Santa Hospitalidad por hallarse en la más estrecha experiencia de su pobreza con la falta de un todo y sin crédito para comprar abastos por no haber satisfecho el valor de los que se han tomado en estos años se ven precisados a despedir los enfermos, o a lo menos a no admitir más de los que actualmente hay. Si V.M. no se sirve mandar dar las providencias prontas y ejecutivas para la conservación de aquella Santa Casa, y evitar el exterminio que la amenaza.

            Por lo que suplican a V.M. mande al Superintendente de rentas Reales de aquel Reino, o al Tesorero de Guerra, paguen pronta y efectivamente todas las cantidades que deben al Hospital las arcas Reales por razón de los estados de los soldados enfermos que ha mantenido. Por la renta que antes gozaba sobre las Generalidades de aquel Reino, y por los réditos devengados a favor del Hospital sobre los Estados secuestrados con antelación a cualesquiera otros pagamentos y órdenes dadas, o que se dieren en adelante, menos que específicamente se nombre el Hospital para que con su valor pueda hacer por ahora los abastos que necesita ínterin que V.M. no manda dar las providencias convenientes para la conservación de aquella Santa Casa, protestando dichos regidores que el atraso de 6.827 doblones con que se halla el Hospital por haberles gastado en servicio de V.M. sin hacer mérito de las considerables cantidades que se emplearon en mantener los soldados de V.M. que quedaron heridos el día de la Batalla. Lo poco que suple la caridad de los fieles por la calamidad de los tiempos, y el ser necesario para su manutención en cada un año de 20.000 doblones, teniendo solamente de renta 2.500 doblones, le han constituido en tan deplorable estado que no hallan dichos regidores diligencias que hacer para tener abiertas al común consuelo las puertas de dicho Hospital, no obstante que se han reformado muchos gastos, y especialmente el de V.M. que a más de un año que no se da a los enfermos.

            Y concluyen dichos regidores diciendo que en cumplimiento y exoneración de sus conciencias representan lo referido a V.M. para que en ningún tiempo la omisión, o falta de explicación, lo haga reos a Dios, y a V.M. si el Hospital se cierra.

            A Consulta de la Cámara de 12 de febrero de 1710 en que dio cuenta a V.M. del deplorable estado en que se hallaba el Hospital, y de la súplica que hacían los regidores de él para que V.M. se sirviese mandar se le pagase lo que se le debía de la renta que antes tenía sobre las Generalidades, y de los gastos de los soldados enfermos, según lo capitulado con el marqués de Castelar, se sirvió V.M. responder: «Había mandado reiterar orden para que con antelación a todo se pagase al Hospital lo que tenía consignado en las rentas Reales de Aragón en lugar de lo que antes gozaba en las Generalidades. Y que por lo tocante al gasto que los soldados enfermos hacían en él, se había dado orden por la vía reservada al Superintendente de aquellas rentas que le satisfaciese con la preferencia y antelación que pedía el Hospital, y que había respondido lo ejecutaría así».

            Siendo aquella Hospitalidad de Zaragoza del Real Patronato de V.M. de las mayores y principales de España donde se recoge a todo género de dolientes de cualquier estado, sexo o edad, no sólo de aquel Reino de Aragón sino también del de Navarra, las Castillas y demás sus confinantes, se ha dignado la innata piedad de V.M. (a imitación de sus gloriosos progenitores) manifestar su Real ánimo, propenso a la manutención de Casa tan plausible cuanto piadosa y del servicio de Dios y de V.M. Y añadiéndose a estas tan graves y recomendables circunstancias la de haber acogido tan gran número de soldados enfermos de las tropas de V.M., en cuya asistencia se ha puesto particular cuidado por los regidores de dicho Hospital hasta empeñar su plata para los gastos precisos. Hallándose aquella Santa Casa con crecidos débitos sin tener para su desempeño más haberes que lo que se le está debiendo así de la renta que antes tenía en las Generalidades, como de los gastos de los soldados enfermos, sin embargo de las precisas órdenes que V.M. se sirvió expedir, tiene la Cámara por muy digna de ser atendida de V.M. la súplica que hacen dichos regidores del Hospital, y que V.M. se sirva dar las más precisas órdenes para que efectivamente se le paguen a éste las cantidades que hiciere constar se le están debiendo por razón de los referidos réditos, pues si V.M. no se sirve continuando sus piedades dar las providencias convenientes para la manutención de aquella Santa Hospitalidad, llegará ésta según representan los regidores en descargo de sus conciencias a experimentar su última ruina, cerrándose las puertas de ella, con universal desconsuelo de tan crecido número de pobres que de todas partes acuden en sus dolencias a buscar el alivio, y en perjuicio de los soldados enfermos que también se refugian en dicha Santa Casa.

            V.M. mandará lo que fuere servido. Madrid, 22 de febrero de 1712.

            Resolución de S.M.: Como parece.

*Selección y transcripción de Enrique Giménez López, 2017, bajo licencia Creative Commons “Reconocimiento – No comercial”. El autor permite copiar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente la obra, y generar obras derivadas siempre y cuando se cite y reconozca al autor original. No se permite utilizar la obra con fines comerciales.

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