FERNANDO VI. SUMINISTRO DE CARNE A LOS 400 POBRES ACOGIDOS A LA CASA DE MISERICORDIA DE ZARAGOZA 1747.

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Los responsables de la administración de la Casa de Misericordia de Zaragoza solicitan al ayuntamiento de la ciudad determinada cantidad de carne para el sustento de “más de cuatrocientos pobres de ambos sexos” en ella recogidos, y que trabajan lana, lino y seda. Piden la autorización del monarca, previa consulta del Consejo de Castilla, que les es concedida por ser en “beneficio de la causa pública”.

* (España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte A. H. N. Consejos libro 1.918)

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Señor. Con Real Decreto  de nueve de marzo próximo pasado se ha servido V. M. remitir al Consejo un Memorial del Arzobispo y Sitiada del Hospital de Misericordia de la Ciudad de Zaragoza para que sobre lo que en él expresan consulte a V. M. su parecer. En el Memorial exponen que no pudieran mantenerse más de cuatrocientos pobres de ambos sexos y de todas edades recogidos en dicho Hospital, ni subsistir las fábricas de lana, lino y seda en el estado de perfección a que habían llegado si el Ayuntamiento de dicha Ciudad atendiendo a la conservación de éstas y al socorro de aquellos no les suministrase para su sustento diez y seis viandas o despojos de carnero en cada día de los de carne y por mitad en los de ayuno, como lo ejecutaba en consideración al excesivo aumento a que habían llegado desde el universal recogimiento de los muchos que vivían ociosos y discurrían vagos por sus calles y plazas, como todo constaba más por extenso por el testimonio del Secretario de la expresada Ciudad que presentaban. Que noticioso el Cabildo Metropolitano de esta loable providencia, y deseando contribuir por los mismos medios a tan provechoso fin, hizo acuerdo de asistir a dichos pobres en doce viandas para cada día de carne, y con seis en los de vigilia. Que habiendo posteriormente arrendado las carnicerías del estado eclesiástico, obligó a su abastecedor con pacto expreso a la entrega diaria de ellas, como todo resultaba de otro testimonio que presentaban. Y que respecto de que la injuria de los tiempos al paso que daba más pobres a dicha Casa había deteriorado sus rentas, de suerte que pendía su conservación de la piedad de los fieles, y que pudiera cesar o disminuirse la que en dicha especie les dispensaba el Cabildo, sino continuase la de que al presente usaba la Ciudad. Había parecido a la sitiada, movida del celo y amor a sus pobres, exponerla todo a la Real Clemencia de V. M., con la segura confianza de que para que permaneciese y no decayese la notoria utilidad de este piadoso instituto, sería del agrado de V. M. aprobar y confirmar el Acuerdo de la Ciudad de Zaragoza y la aplicación de las diez y seis viandas para el día de carne y ocho para el de vigilia que en él se expresaban, y mandar a dicha Ciudad que en los arrendamientos de sus carnicerías que en adelante hiciese, entrase por pacto expreso el de continuarlas diariamente a dichos pobres, al modo que el Cabildo lo tenía capitulado en el de las suyas. Mandó el Consejo pasar este expediente a la vista del Fiscal de V. M., quien en su inteligencia dijo que respecto de que el Acuerdo que se solicita autorizar con la Real aprobación de V. M. no solo no contiene perjuicio o reparo, sino que cede en conocido beneficio de la causa pública, como se reconoce del mismo y lo representado. Si el Consejo fuese servido podría exponerlo así con lo que se representaba, y demás que se estimase en la Real comprensión de V. M. para que siendo de su Real agrado se sirva diferir a la presentación del dicho Arzobispo y Sitiada, aprobando el enunciado acuerdo de la Ciudad de Zaragoza.

El Consejo, Señor, es del mismo parecer, y así lo hace presente a V. M. para que en su vista se sirva resolver lo que más sea de su Real agrado.

Madrid, y abril 22 de 1747.

*Selección y transcripción de Enrique Giménez López, 2017, bajo licencia Creative Commons “Reconocimiento – No comercial”. El autor permite copiar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente la obra, y generar obras derivadas siempre y cuando se cite y reconozca al autor original. No se permite utilizar la obra con fines comerciales.

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