CARLOS IV. EL DUQUE DE PARMA EXHORTA A SU CUÑADO CARLOS IV A RESTAURAR LA COMPAÑÍA DE JESÚS. 1794

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El Duque de Parma, Fernando, pide a su cuñado, el Rey de España, a unirse a él en la petición de restaurar la Compañía de Jesús y reparar así los daños que causan a la Iglesias y a las Monarquías la Filosofía y las «malas Doctrinas». Considera que Carlos III fue engañado, y que son sus hijos los que deben «reparar el mal que en el difunto fue inocente, con el vengar a su honor y a su gloria».

(España. Ministerio de Educación, Cultura y Deporte A, H. N. Estado legajo 3.518)

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1794 12 1 DUQUE PARMA A CARLOS IV (2)

Hermano querido: respondo a tu carta de 11 del que se acabó, y me alegro de que hayan sido felices tus días, como siempre te los deseo, aunque disturbados por la muerte de tu María Teresa, la cual ahora está más feliz que todos nosotros.

Con la misma ocasión anticipo mis augurios para las felices Pascuas, y una buena salida y entrada de año, pues tardan tanto los correos que no se cuando te llegará esta mía.

Veo también, hermano mío, lo que en pocas palabras me respondo tocante a lo de ex jesuitas, y no puedo exprimirte la pena que tengo en viendo que tengo dificultades en determinarte, mientras Dios, si continuas así (perdóname) siempre más aumentará su cólera y sus castigos y azotes, que ya va probando y sufriendo la España; y lo que siendo es que hasta ahora no se conoce que estos vienen de la mano justísima de Dios en castigo de los Soberanos y de los Pueblos por haberse dejado engañar, tanto los unos como los otros, por la falsa Philosophía y malas Doctrinas, las cuales, Philosophía y Doctrinas, con el procurar el aniquilamiento de la Compañía que tanto temían, otro no buscaban sino de abolcear la Religión y revelar a la Iglesia sus Hijos, y a los Soberanos sus súbditos. Por fin, Hermano mío, confirmate que la voluntad de Dios es que si un Piísimo Rey de España  fue seducido, tu debes, y a tí te toca, el reparar el mal que en el difunto fue inocente, con el vengar a su honor y a su gloria. En consecuencia, conténtate que yo escriba para esto al Santo Padre en tu nombre, y también a nombre mío, a fin de que y tu y yo hagamos la voluntad de Dios.

Espero que no me lo negarás, y que secundarás también mis deseos que el restablecimiento empiece en mis Estados.

Perdóname, Hermano mío; consérvame tu cariño y ámame siempre.

Colorno, 1º de diciembre de 1794.

El más afecto Hermano, que de veras te ama,

Fernando.

P.D. Mis hijas se ponen aquí a tus Píes.

*Selección y transcripción de Enrique Giménez López, 2017, bajo licencia Creative Commons “Reconocimiento – No comercial”. El autor permite copiar, reproducir, distribuir, comunicar públicamente la obra, y generar obras derivadas siempre y cuando se cite y reconozca al autor original. No se permite utilizar la obra con fines comerciales.

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